Hemos crecido con la idea de que no se puede tener todo, de que hay que
esforzarse, sudar y sacrificarse para conseguir aquello que nos proponemos,
especialmente en el ámbito profesional. Y que eso supone irremediablemente
renunciar a cosas como el tiempo libre, la familia, las vacaciones o nuestro
sueños.
Y supongo que así es para la mayoría de nosotros. Al menos en ciertos
momentos de nuestra vida.
Pero con el tiempo descubrimos que tal vez nos hemos enfocado erróneamente
en unos objetivos que no nos satisfacen plenamente en lo más íntimo de nuestro
ser,que no nos llenan, y eso nos provoca
una sensación de vacío e insatisfacción que subyace en lo más hondo de nuestra
mente, y emerge al exterior en contadas y dolorosas ocasiones, en las que nos
sentimos desconcertados, asustados y desorientados.
¿Por qué no?, nadie nos ha preparado para esto.
Pensábamos que teniendo un buen trabajo, familia, un buen coche y quizás
una segunda residencia lo tendríamos todo.
Y de pronto descubrimos con estupefacción y temor que, mucha veces,
teniendo todo eso no es suficiente.
¿Y entonces qué? nos preguntamos de noche, en voz baja, para que nadie nos
oiga.
Y, ¿por qué habría de ser suficiente? pregunto yo.
¿Acaso no tenemos múltiples facetas?
Yo soy mucho más que un solo yo, que mi yo trabajador, o mi yo familiar.
Yo soy padre, hijo, nieto y esposo/pareja o amante al mismo tiempo. Y,
además de un ser físico y corpóreo, soy un ser espiritual, místico y emocional;
con todos mis sueños, mis anhelos, mis miedos y mis limitaciones.
Nosotros somos todos esos yo a la vez y nunca estaremos completos si no nos
realizamos en todas nuestras facetas y seguimos el verdadero camino de nuestra
alma.
Así que, ¿por qué voy a conformarme con menos? ¿Por qué tengo que escoger?
Yo lo quiero todo.
Quiero un buen trabajo y un buen sueldo, pero un horario aún mejor. Quiero
disfrutar de mis hijos y de mi pareja, quiero escribir, ir al cine, plantar un
árbol o cuidar mi jardín. Quiero mojarme bajo la lluvia y estar en buena
compañía hasta las tres de la madrugada. Quiero dar, recibir, llorar, sonreír,
amar, tener miedo y delirar. Quiero equivocarme. Y quiero aprender. Quiero
perseguir mis sueños, recuperando ese niño interior que nunca se fue. Quiero
ser mejor y hacer mejor a los demás. Quiero brillar y que todo el mundo brille
conmigo.
Quiero vivir plenamente.
Así que no quiero renunciar a nada. No quiero escoger. Lo quiero todo. Y
quiero que tú le tengas todo también.
Yo también lo quiero todo, pero a veces hay que tener cautela con lo que se desea ☺️
ResponderEliminarMuchísimas gracias por leerme. Es un placer. No tengo muy actualizado el post y nadie suele nunca comentar nada, así que me alegro que hayas pasado por aquí; es un orgullo y un honor.
EliminarY sí. Tienes razón. Hay que tener cautela aunque es bueno tener sueños y tener confianza y fe en que se van a cumplir :)